El movimiento enraiza formalmente, por su constitución como club selecto, secreto y no convencional, con el Colegio de Patafísica (al que pasó luego a pertenecer) o el Club de los Savanturiers (fundado por el propio Queneau y Boris Vian),
y renuncian desde el principio a afiliarse o erigirse como vanguardia
alguna; no obstante, el método de búsqueda de nuevas estructuras
formales continúa la senda que recorrió el surrealismo (movimiento en el que Queneau había iniciado su andadura artística y del que se alejó por desavenencias con André Breton) y el dadaísmo.
Pero si el surrealismo abandona la razón y acude al inconsciente
en la búsqueda de un proceso de creación sin restricciones, el
paradigma oulipiano traza la ruta en sentido contrario, aplicándose
consciente y razonadamente restricciones que le permitan nuevas formas
de creación, lo que le alejará de Dadá y su culto al azar. El resumen en
su divisa fundacional: “Llamamos literatura potencial a la búsqueda de
formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los
escritores como mejor les parezca”.
El proceso unirá dos disciplinas, intuitiva y académicamente
distintas, pero adoradas por igual por los seguidores del oulipo: las matemáticas y la literatura. Así, conceptos como restricción (semántica, fonética, combinatoria, algoritmo, fractal)...,
se importarán de las matemáticas para aplicarse sobre el material
propio de la literatura: las palabras. Y en este proceso irán
encontrando las posibilidades de la lengua, las potencialidades de la literatura.
El Oulipo no establece una normativa artística, sólo ofrece un
procedimiento de creación. Lo empleó Queneau antes de la fundación del
taller ("Ejercicios de estilo" de 1947, en que se presentan hasta 99 formas distintas de contar un mismo y trivial episodio ocurrido en un autobús) como después (Cent mille miliards de poèmes, "Cien billones de poemas", consistente en diez sonetos, en los que en todos se mantiene la misma rima, así que cada verso puede ser substituido por el verso correspondiente de otro soneto.
Por ejemplo: el verso 1 del soneto 1 puede ser substituido por el verso
1 de cualquiera de los sonetos 2 al 10. El número total de sonetos que
existen potencialmente es de 10¹⁴, que son los cien billones que dan
lugar al título; se tardarían, sin detenerse a comer ni a dormir, varios
millones de años en leerlos); pero otros autores también se fijaron
reglas como incentivo para la creación, tanto antes (plagio por
anticipación) como fue Jean Pierre Brisset y su poema de restricción fonética recogido en la Antología del humor negro de André Breton (versos homófonos:
“Les dents, la bouche / Les dents la bouchent / L'aidant la bouche /
L'aide en la bouche / Laides en la bouche / Laid en la bouche / Lait
dans la bouche / Les dents-là bouche”) como después (Georges Perec y La Disparition de 1969 en la que una vocal desaparece para volver en Les revenentes, o la hipertextual La vida: instrucciones de uso de 1978).
A continuación una versión interactiva de los Cien mil millones de sonetos.
http://www.growndodo.com/wordplay/oulipo/10%5E14sonnets.html
A continuación una versión interactiva de los Cien mil millones de sonetos.
http://www.growndodo.com/wordplay/oulipo/10%5E14sonnets.html
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